Estimados Isares,
Es un placer poder publicar para todos los amantes del Turismo y del Automovilismo, en particular de los vehículos Isard, esta travesia desarrollada por nuestros amigos Herwig Wilk y Helmut Riemer desde Alemania a Ushuaia y regreso con su Glas (Isard) 1700.
Desde ya le agradecemos mucho a Herwig por la narración de los hechos.
Desde Argentina un fuerte abrazo y los esperamos nuevamente..................................
EL VIAJE A USHUAIA
“ ! Vámonos ya !” Con esta orden gritada a la manera de un cabaretista bavaro, mi compañero de viaje, Helmut Riemer, me empujaba siempre de nuevo a continuar viaje en el GLAS 1700 desde Buenos Aires hacia Tierra del Fuego.
El resultado fue, que 14 días después de haber partido, tras nuestros 9.000 Km. más en el cuenta kilómetros, regresamos a Buenos Aires.
Pero vayamos al comienzo: tras nuestra experiencia positiva en el viaje a Hammerfest y al punto mas boreal del mundo el Cabo Norte en Noruega en año 2007, me animé a organizar lo mismo hacia el punto mas austral del mundo en Tierra del Fuego, la ciudad mas austral, Ushuaia, como así también el final de la Ruta nacional 3 en la Bahía de Lapataia.
El transporte del GLAS (Isard) a Río de Janeiro, nuestro plan inicial, no fue posible. Por lo tanto embarqué a mi auto en un barco “Roll on Roll off” de la Línea Grimaldi desde Hamburgo a Buenos Aires. Aproximadamente cada 14 días hay una conexión a America del Sur, el transporte dura aprox. 30 días.
Inmediatamente después del primer encuentro de modelo GLAS 1700 (septiembre 2008) en Baviera seguí viaje a Hamburgo para embarcar mi auto. Con algo de temor tuve que dejar mi GLAS en el puerto, con todas las puertas abiertas y la llave puesta ! ¿Lo veré en Buenos Aires nuevamente? ¿En que condiciones estará?
El 2 de Noviembre volé a la Argentina, para recibir personalmente el auto, donde tuve algunos días de tiempo para hacer preparativos para el viaje.
El 10 de Noviembre de 2008 llegó el auto. Bien temprano fui al puerto lleno de esperanza, pero luego empezó la frustración. En un instante me di cuenta, que la burocracia en un país tan europeizado es tercer mundista. Me costo todo un día en conseguir los papeles de entrada y estadía para el auto. Incontables oficinas tuve que visitar para recibir los sellos necesarios, siempre con las típicas colas.
Por fin pude recibir mi GLAS, por afuera todo en orden, también arrancó enseguida. No obstante sufrió bastante en el viaje. Principalmente las partes de goma. Y también, bien raro, había desaparecido todo el liquido de frenos. Todo un día necesitamos, para poner el auto en condiciones, comprar rueda de auxilio con llanta, baliza, matafuego etc. Todas estas cosas no los pudimos mandar con el coche. Solo algunos repuestos pudo colocar mi compañero de viaje Helmut en forma genial entre los resortes del respaldo, donde no hicieron ruido de ninguna manera. Bien guardado para ladrones o aduanas! Hasta medio eje había llevado de esta manera.
El mismo día también llegó Helmut y fue al alojamiento en la casa de los suegros de su hija. Mientras Helmut visitaba ciudad yo me encontré en el ACA con el Ing. Sierra, especialista de coches antiguos en el club. Fue muy cordial y amable y me dio una carta de recomendación para los centros de servicios del Automóvil Club Argentino.
El 14 de Noviembre comenzamos el viaje, contentos de huir de los 37°C de temperatura en la ciudad. Al mediodía gozamos de un rico asado en una de las tantas parillas al lado del camino y en Villa Gesell encontramos un cómodo hotel en la playa.
Al sur de Río Colorado comienza la Patagonia. Luego de un control sanitario estricto (no se puede llevar fruta, verdura y carne ) entramos en otro mundo. Hasta aquí habíamos atravesado la pampa húmeda, pero ahora cambió la vegetación radicalmente. Principalmente arbustos bajos y pasto seco bordeaba la ruta. También el ganado vacuno era escaso, ya que los campos cambiaban a ser semidesérticos.
Después de Trelew comenzó la soledad. Pocos pueblos y aun menos estaciones de servicio lindaban el camino. En Comodoro Rivadavia, el centro petrolero del país, queríamos pasar por el ACA para cargar nafta. Pero: fiesta! Cerrado! Era la última posibilidad de cargar en el pueblo, el tanque a medias lleno.
“Vámonos ya “ el grito de Helmut. Buen provecho! La próxima estación en cualquier lado de la pampa tenía un defecto en la bomba. Otros 130 km ! En Tres Cerros por fin encontramos nafta donde nos preguntábamos si llegábamos todavía los próximos 140 km?
Aquí sufrimos la negligencia, de haber dejado en Buenos Aires en la partida tan abrupta, el bidón de reserva para nafta, agua y aceite, que tan dificultosamente habíamos conseguido ! Pero igual arribamos después de 890 km ese día en San Julián. Este trecho y luego hasta Río Gallegos es realmente la parte mas monótona de toda la Patagonia en nuestro trayecto. Llano, sin poblados, ningún árbol, ni arbusto, solo pasto duro y marrón. Por lo menos tuvimos un tiempo hermoso con mucho sol. Eso quiere decir, que también el viento patagónico no lo tuvimos que sufrir. Estamos muy contentos, solo el pensar que tenemos que volver el mismo camino nos pesó algo.
En Río Gallegos nos tenemos que decidir, si seguimos viaje. Tenemos todavía un largo trecho delante nuestro esta tarde, con solo una posibilidad de pernocte, dos aduanas que cruzar, una calle de ripio de 150 km y la balsa sobre el Estrecho de Magallanes. “Vámonos ya!” Grita Helmut.
El cruce de frontera a Chile (a Ushuaia solo se llega desde el lado chileno de Tierra del Fuego) lo logramos en 1 hora. Y después de 60 km de trayecto rápido estamos en el pasaje de Magallanes en el embarcadero, donde hay que cruzar para llegar a Tierra del Fuego. Para mí un momento emocionante estar junto con mi GLAS por cruzar el estrecho históricamente tan famoso. Después de una corta y tranquila travesía solo nos falta cruzar la parte chilena de la isla para llegar nuevamente a la parte argentina a San Sebastian donde queremos llegar al Motel del ACA.
“Vámonos ya!” Esta vez grito yo! Y Helmut comienza andar despacio y cuidadosamente. Todavía no sabemos lo que nos espera en los próximos 150 kilómetros!
Teníamos hasta la frontera con la RA un trecho de 150 km de ripio delante de nosotros.
Helmut va muy prudente y despacio en segunda marcha, en cada bache o golpe de piedra en el chasis se pone tenso. Él y el GLAS sufren! Yo conozco este tipo de caminos de mis viajes por Namibia, Australia y de la Carretera Austral en Chile. Hay que encontrar la velocidad justa para pasar por encima del serrucho y no caer en cada pozo y hendidura.
“ Helmut believe me “ (Helmut, haceme caso!) lo cito a Arno Sepaanen. “Meté pata!” En la tercera realmente el auto va más tranquilo, también la ruta mejora un poco. Problemas tenemos con los camiones y ómnibus que vienen de enfrente por la gran polvareda y las piedras. Al final casi ya es posible una velocidad de 80 km/h. Por fin la frontera argentina – y detrás nos saluda un hermoso asfalto. Pero justo delante nuestro se baja la barrera de la aduana. ¿Llegamos demasiado tarde? ¿ Ya está cerrada la frontera? En el galpón de la aduana juegan ping-pong, otros hacen siesta. ¡Huelga a la chilena¡ Cada hora paran por media hora !
Puntualmente a las 20:30 hs todos los empleados de aduana están en su puestos y los trámites aduaneros rápidamente resueltos.
Justo detrás de la frontera está el Motel del ACA. Degustamos un riquísimo menú de pescado y elevamos nuestro nivel de alcohol al limite normal. La tormenta y lluvia que se levanta a la noche golpeando fuerte sobre el techo de chapa, nos deja soñar del pasado tramo de ruta de ripio.
El día siguiente amanece con un tiempo hermoso. La ruta nos lleva al principio por la costa del mar y el paisaje va cambiando. Suaves lomas y los primeros árboles nos reciben. Hace mas calor, margaritas y diente de león crecen al borde del camino. El olor es de primavera. Montañas cubiertas de nieve y lagos solitarios aparecen ante nuestra vista, es casi como en casa. Sólo los guanacos y ñandúes que nos observan con interés nos dan la pauta de estar bien lejos de casa.
Todavía tenemos que atravesar el Paso Garibaldi y una buena hora después llegamos a nuestro objetivo: Arribamos a Ushuaia.
Nos damos el lujo de pernoctar en el noble hotel del ACA directamente al lado del Canal de Beagle. Seguimos enseguida al Parque nacional Lapataia donde en la bahía del mismo nombre se encuentra el punto final de la ruta nacional Nr.3. Es en el sur el equivalente al cabo Norte en Noruega y nosotros festejamos nuestro “triunfo” con unos vasitos de aguardiente bien típico austríaco.
Gracias a la carta de recomendación recibimos al próximo día una hora en el taller del ACA. También especialmente el mecánico jefe está a nuestra disposición. Él y mi compañero Helmut se preocupan por el GLAS. El caño de escape recibió algunas golpes de piedra y se soltó, también la dirección del auto ha sufrido. Después de un servicio y limpiado minucioso y gratuito, el GLAS está listo para poder seguir viaje.
Le entregamos al Secretario de Gobierno de la ciudad de Ushuaia el escudo de armas de la ciudad de Dingolfing y a la mañana siguiente ya comenzamos nuestro regreso. Para evitar la ruta de tránsito obligada, pero en tan malas condiciones, decidimos que vamos en dirección a Porvenir para ir con el ferry a Punta Arenas. Lógicamente doblamos a mitad de camino hacia al Norte y pudimos así ir por camino bien transitable y evitar el camino de ripio en tan malas condiciones de la ida.
A Punta Arenas, una ciudad de aspecto inglés, arribamos desde tierra. Pasando Puerto Natales llegamos nuevamente a la Argentina. En la frontera de Río Turbio hay problemas, pero al fin nos dejan seguir.
En la ruta nacional 40 (lo que seria en EEUU.d.America la famosa carretera 66) que es de ripio, tenemos un pinchazo en la goma derecha trasera. “No toques nada” grita Helmut y cambia la rueda. Yo hago fotos y noto, que perdimos la patente delantera. El soporte de plástico se había roto por un piedrazo.¡ Y exactamente 2km después comenzaba nuevamente el asfalto!
Después de un largo viaje llegamos a Calafate en el lago Argentino, un pueblucho turístico en algún lado de la nada. Allí hago la denuncia a la policía por la pérdida de la chapa. En realidad una acción que no sirvió para nada, ya que nadie, tampoco en los muchos controles policiales de la ruta, preguntaron por la falta de la patente. Quizás sea alga normal en el país. Pero cuidado en no tener el protector de enganche para remolque!
La visita del Glaciar Perito Moreno fue nuevamente un punto fascinante de nuestro viaje. Aquí el glaciar parte a un brazo del lago y forma un dique hacia el resto del lago de unos 40 m de altura. Aproximadamente cada 4 años se rompe este dique de hielo y las dos partes del lago se unen espectacularmente equilibrando el nivel del agua.
Debido a que comenzó un inquietante golpeteo en el auto a izquierda adelante decidimos no tomar la ruta de ripio de 200 km a la costa sino decidimos ir por el trayecto doblemente largo de vuelta a Río Gallegos a la ruta nacional 3. Y nuevamente tenemos el viaje interminable por la Patagonia austral delante nuestro.
El sol quema cada vez más intensamente por el parabrisas, va haciendo mas calor y comienza el viento. Lo notamos en tres motociclistas que nos cruzan en el camino. Están sentados muy torcidos sobre las motos haciéndole frente al viento. Ante este panorama nos matamos casi de risa. Pero, cuando paramos para bajar, tenemos que tener las puertas del auto y Helmut tiene que ajustar aún más el capot del motor.
En Comodoro Rivadavia nos desviamos de la ruta nacional 3 para ir en dirección de los Andes. Queremos ir a Bariloche, la principal población en la zona de los lagos al pie de la zona cordillerana, también denominado como la Suiza Argentina. Allí queremos presenciar la “Mille Miglia Argentina”.
Muchos desvios en el camino nos enervan, el golpeteo en el auto aumenta.
Bueno, parece no ser así en la patagonia: la capa asfáltica esta llena de roturas por hielo. Tenemos que manejar muy atentos, esquivar muchos baches y frenar a menudo. A pesar de todo golpeamos adentro de muchos baches. Por suerte no son muy profundos. Y el golpeteo del auto aumenta. En el taller de un pueblo Helmut diagnostica cabezas de la guía gastados y un cojinete de la columna de dirección gastado. En este pueblo no se puede reparar, tenemos que seguir hasta Bariloche. También el velocímetro ha dejado de funcionar. A lo lejos aparecen los picos nevados de la cordillera, y después de tres días de viaje por la estepa patagónia cambia la vegetación rápidamente. Los primeros pinos bordean el camino, cruzamos el parque nacional Los Alerces. El paisaje se torna verde, lleno de plantas florecientes. Luego, en un cruce de caminos antes de El Bolsón una sorpresa: un campo lleno de lupines en flor, igual que en el sur de Finlandia!
Pasando el valle verde de El Bosón lleno de rosas, lilas, lupines y retama (hiniesta) llegamos al parque nacional Nahuel Huapi y a la ciudad de San Carlos de Bariloche.
En ésta Helmut quiere cambiar en el taller las barras de dirección. Pero se pone loco cuando ve la herramienta argentina para desmontar la barra, un martillo de 10 kg! El mecánico lo echa a Helmut del taller pero yo los puedo apaciguar y calmar a los dos. El arreglo se realiza a nuestra total satisfacción y para calmar los nervios nos cedemos un menú a tenedor libre de 10 Euro. Que nosotros comemos 8 platos, con eso seguro que no habían calculado.
Con un hermoso sol disfrutamos del Circuito Chico hasta el famoso hotel Llao Llao, el hotel organizador de la Mille Miglia Argentina. Lamentablamente todavía no habían arribado todos los participantes. Con una cuota de inscripción de 5.000 U$ para los 4 días obviamos una participación en la misma y comenzamos nuestro regreso a Buenos Aires.
La primeras tormentas de verano inundan la Pampa y las calles y en un pozo lleno de agua en un trayecto en construcción reventamos la goma trasera. Helmut cambia la rueda mientra yo hago foto de un Torino estacionado al lado, un modelo diseñado y creado en la Argentina. Luego de este cambio de la rueda trasera desapareció el golpeteo. La goma de auxilio comprada en Buenos Aires antes de partir tenía una falla.
Pasando por la Avenida 9 de julio termina en forma muy feliz nuestra aventura. En 14 días hemos recorrido 9.000 km, conocido mucho y visto muchos “paisajes”.
Lamentablemente no pude entrar en contacto con dueños de Isard en la Argentina, solamente con Germán Schulz y su yerno Gustavo Galli, que me ayudó mucho, nos encontramos a menudo.
Para la vuelta embarqué el GLAS en un contenedor, sólo con los papeles de aduana todavía tuvimos algunos problemas pero tras dos días en la aduana también saltamos esta valla.
Y fin de enero el auto nuevamente estuvo de vuelta en su patria, en el estacionamiento de invierno cerca de Dingolfing.
Erich Dumler (Traductor) Herwig Wilk
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Hola siempre me gustaron estos autos ,tuve una Kombi y mi viejo un T 700,tambien una coupe 400,(que rara vez funcionaba),me encanto saber de su club y de la pagina,ver estos autos me lleva a la infancia,un abrazo Jorge Rodrigo, Tandil Bs As
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